La noche me invitó a soñar, en la penumbra de la tenue luz Esa que invade el alma, el corazón Luz de un amor que me envió Jesús. Dos almas ya, unidas hace años, que invitan a seguir por el sendero. Dos corazones llenos de amor sincero que transmiten vivencias a este mundo. Seguiremos los pasos en penumbras De un amor que jamás se morirá. Oiremos las canciones más profundas ¡dando gracias a Dios por nuestro hogar!    Ana María Zacagnino Derechos Registrados (En la voz de Roberto Saldí)



                        



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