Detente corazón, tú lates en mi pecho, por un amor perdido que jamás olvidé.   Ese sentir que siempre vive en mi recuerdo y tal vez algún día vuelva a renacer.   Llegó cuando las rosas emanaban perfume y cuando en las mañanas soñábamos los dos.   Hoy lo siento presente en mi alma, que sólo desea ver su rostro y su mundo interior.   La riqueza en el verbo "amar" nunca se pierde. Yo guardo la esperanza, al sentir y querer.   ¡Ven conmigo!, no latas, detente corazón, pues ahora en mi vida… ¡he sentido tu calor!    Ana María Zacagnino :-:-:-:-:-:-:-:-:-:-: No está permitido el uso y la copia del material escrito, gráfico y auditivo sin previa autorización de la autora